El 7 de abril de 2002, José María García hace su último programa sin despedirse de sus oyentes. Quien fuera su secretaria y mano derecha, almacena en docenas de cajas miles de horas de radio y objetos personales de la trayectoria de García. Veinte años después, esas cajas son abiertas y García regresa a un estudio de radio para hacer balance de su carrera, que comenzó como un joven periodista de raza que revolucionó la radio de madrugada y que pronto le convirtió en el comunicador más escuchado, influyente y mejor pagado del país, tras su paso por TVE, Cadena SER y Antena 3 y con sonadas coberturas como la del 23-F o la Vuelta Ciclista a España.